LECTURA 01
Mucho antes de que los incas
llegaran a gobernar regiones alejadas del Cuzco, existían diversas culturas y
ciudades independientes, cada una con creencias propias, otras prestadas y
otras impuestas; sin embargo, existe una historia muy interesante que los
lambayecanos adquirieron por una visita divina. En tiempos remotos llegó a
través del mar por las costas de Lambayeque una flota de barcas con muchas
personas, en frente de todos sobresalía un personaje de gran porte y mucha
calidad cuyo nombre era Naylamp, detrás de él iban muchas concubinas de la cual
Cetemi era considerada la esposa. Acompañaban cuarenta oficiales con muchos
soldados como también sirvientes y mujeres. Arribaron en lo que ahora es la
caleta de San José cerca a la desembocadura del río Lambayeque y al parecer su
séquito lo trataba como a una divinidad pues ponían énfasis en sus cuidados y
deseos, tiraban polvo de conchas a cada paso de Naylamp, grandes caracoles muy
preciados por los nativos adornaban a estos hombres y en general llamaban la
atención por la magnífica impresión que daban. Levantaron un templo al cual
llamaron Chot lo que ahora sería la huaca Chotuna y en su interior colocaron un
ídolo de jade verde llamado Yampallec ó Llampayec (de ahí sale el nombre de
Lambayeque) el cual era una representación de Naylamp. El hombre extranjero
estando en la zona, compartió sus conocimientos de navegación a vela con la
gente del lugar, sus obras se hicieron con gentileza respetando a todo nativo
del lugar, al parecer de él provienen los caballitos de totora, un sistema de
navegación casi perfecto ya que la embarcación ni se hunde ni se vuelca y aún
en nuestros días se encuentra en el norte peruano
En el viaje, los visitantes también
se toparon con la gente de Cajamarca, a ellos por orden del majestuoso líder
les enseñaron magníficos conocimientos hidráulicos que utilizan aguas termales
del subsuelo y agua del rio, incluso se mencionan ideas de llevar agua del
océano a tierras de la sierra. Siguiendo su ruta llegan hasta Amazonas donde al
parecer se establecieron en Kuelap, ciudad de piedra única e insuperable por
tres altos muros y de entrada angosta, aquí en la actualidad se encontraron
sistemas hidráulicos como en Cajamarca y de costumbres parecidas a la de Sicán
y Sipán. En las historias se mencionan que la descendencia de Naylamp cuando
este muere, para mantener el origen divino, secretamente lo enterraron en su
mismo palacio y corrieron la voz de que Naylamp había volado a los cielos. Los
más fieles seguidores así como los que llegaron con el creyeron que con sus
alas se había trasladado a otro lugar así que fueron a buscarlo quedando solo
gente nueva y joven. Pasaron muchas generaciones de señoríos cortos al parecer
por los fuertes ayunos a los que se sometían los descendientes y esto duró
hasta que el último Tempellec o Fempellec tuvo la idea de mover el ídolo de
jade verde de Chot a otro lugar, pero no pudo hacerlo; entonces apareció el
demonio en forma de una mujer exquisita que tentó la voluntad del Señor
Tempellec. Tanto fue el deseo que despertó el demonio, que el sucesor de
Naylamp sucumbió a los encantos desencadenando una torrencial lluvia que duro
muchos días. Después paso un año donde el hambre y la esterilidad castigaron a
la población. Los sacerdotes levantaron a la población volviéndola en contra
del heredero de Naylamp. Este fue atado por su pecado de manos y pies y
arrojado a las profundidades del mar acabando así con los años de fidelidad y
la línea de sucesión de Naylamp.
Nadie sabe con exactitud de dónde
provino Naylamp, hay los que defienden que fue Maya por los estudios
arqueológicos que encontraron y otros que pudo ser Indochino por la similitud
con esta raza, lo que si queda claro es que a la llegada de Naylamp no encontró
grupos incivilizados sino pequeños grupos culturales uniéndolos y fusionándolos
para formar una mejor base cultural.
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