CORO DEL 3ERO. "B"

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jueves, 21 de abril de 2011

PÉRDIDA DEL ALUMNO POLEMIZADOR

¡Qué desgracia! Hemos perdido al alumno polemizador de antaño. El alumno polemizador es ahora cenizas que el viento ha llevado y enterrado.

El alumno de hoy (en nuestra Universidad) ya no cuestiona al profesor ni a sus compañeros, ni siquiera tímidamente, a pesar que éstos o la realidad le "griten" que están equivocados (¿quíen puede decir que ha escapado al error totalmente o que sus tesis son conclusivamente acabadas e incontrovertiblemente verdaderas?). ¿Dónde está
 el alumno que discute, que debate y confronta ideas? ¿Se ha perdido? ¿Por qué?

El alumno que acepta ciega y reverentemente ideas sin juzgarlas si son sostenibles, admisibles y confiables, el alumno que no somete las ideas a análisis crítico para depurarlas de errores, inconsistencias, falibilidades, no llegará a ser un buen profesional, pues puede estar aprendiendo cosas que son falsas o vulnerables a la impugnación, lo que lo llevará a fallar en sus acciones.

¿Por qué el alumno se ha vuelto conformista de aceptar ideas sin criticarlas? ¿Acaso aprende sólo para pasar la nota? ¡Qué vergüenza! ¿Es culpa de los profesores? ¿A los alumnos se les enseña solo a respirar, expirar e inspirar dogmas?

El descubrimiento de la verdad es responsabilidad compartida, surge de la discusión de ideas en la convivencia diaria de las aulas. Pero aceptar por aceptar ideas sin criticarlas, sin someterlas al examen exhaustivo de si son verdaderas o falsas, es masticar ideas ya masticadas, es convertirse en tubo digestivo de ellas. Si el alumno se peina con ideas ya peinadas sin criticar las ideas con que se peina puede ser manipulado fácilmente para ser embarcado al servicio de intereses particulares.

El mundo se hace con y a partir de los que divergimos y no con nuestras encapsuladas concepciones. Todo es posible de ser reconceptualizado, redefinido y reconstruido a partir de distintos pareceres. Al chocar o cruzar distintos pareceres o concepciones, seguramente se llegarán a divergencias. pero al comparar cada quien su particular visión con la visión de los demás, se verá quién tiene la razón y quién no la tiene, se tomará conciencia de las carencias conceptuales de su óptica y de que miraba la realidad sólo desde su óptica particular, la que no agota el conocimiento del objeto en la multiplicidad de sus aspectos, propiedades, dimensiones y relaciones. Del disenso o disonancia de ideas y no de unilaterales concepciones se llega a un nivel más alto de conocimiento de la realidad.

Debemos entonces superar posturas sectarias de talantes dogmáticos que someten la realidad a sus particulares contenidos y regulaciones, que anclados en su propio terreno y atados a sus dogmas, solo dan por válido lo que se acomoda a sus posiciones y excluyen lo que no está en su cerco. Estas personas subsumidas en sus particulares recurrencias pueden estar distorsionando o falseando la realidad.

Es hora ya que el alumno no mantenga hipnótica sumisión a concepciones que pretendan ser enteramente decidibles e irrebatibles y se consideren inexpugnables a toda crítica, infalibles cien por ciento y suprema garantía de verdad. Por tanto, el alumno debe replantear contra-argumentaciones a un tema para aquilatar su adecuación, infalibilidad, peso, exactitud, alcance, sustentabilidad, fortaleza, acreditación. Queremos un alumno polemizador, que enfrente ideas con ideas para probar certidumbres, que fácilmente no acepte ideas que no garanticen la verdad, y los profesores no se aferren a sus ideas que pueden estar equivocadas. Que empiece la tarea de discutir ideas, con el deseo, desde luego, de estar comprometido con la verda únicamente.

¿Qué esperamos? ¡A confrontar ideas! ¡A hacer escuchar nuestras opiniones y puntos de vista! ¡No al conformismo! ¡No a la mediocridad!



























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