LECTURA 07
Fiebre de Lassa: la enfermedad
mortal
Desde principios de año, Nigeria se ha visto afectada por un brote
mortal: la fiebre de Lassa, una de una serie de enfermedades que pueden causar
epidemias peligrosas, pero para las cuales no existe vacuna en la actualidad.
La fiebre de Lassa no es una enfermedad nueva, pero el brote de ahora no tiene
precedentes ya que se extiende más rápido que nunca. Los trabajadores de la
salud están sobrecargados y algunos se infectaron y murieron. La enfermedad
conocida como "fiebre hemorrágica viral", puede afectar a muchos
órganos y dañar los vasos sanguíneos del cuerpo. Pero, ¿es difícil de tratar?
La Dra. Sofía, indica que la mayoría de las personas que contraen la fiebre
solo muestran síntomas leves, como fiebre, dolor de cabeza y debilidad general.
También es posible que no tengan ninguno. Sin embargo, en casos severos, las
altas temperaturas del cuerpo deteriora los vasos sanguíneos, estás se rompen y
producen sangrado, similar a otra fiebre hemorrágica mortal, el ébola, que
causa sangrado a través de la nariz, la boca y otras partes del cuerpo.
Epidemia de la fiebre de lassa en Nigeria: 22% Índice de mortalidad. - 1081
casos sospechosos (1 enero al 25 febrero) - 317 casos confirmados. - 14
trabajadores de salud afectados en seis estados.
Cifras inciertas Desde enero, se
han reportado más de 1 000 casos sospechosos de Lassa en todo Nigeria, según el
Centro para el Control de Enfermedades del país. Se cree que, hasta el momento,
han muerto unas 90 personas, pero la cifra real puede ser mucho mayor un factor
es que el diagnóstico es lento. En las primeras etapas es casi imposible
distinguirla de otras enfermedades comunes como la malaria y el dengue. La
enfermedad se identificó por primera vez en la ciudad nigeriana de Lassa en
1969, luego de un brote en un hospital misionero. Desde entonces se ha visto en
muchos países de África Occidental, incluidos Ghana, Malí y Sierra Leona. Sin
embargo, este brote está causando particular preocupación porque el número de
casos es inusualmente alto para la época del año. Los brotes pueden verse
influenciados por las condiciones climáticas estacionales, que afectan el
número del huésped natural del virus; la rata común africana. Este pequeño
mamífero es común en el oeste de África, donde fácilmente encuentra su camino
hacia los hogares de sus habitantes. La mayoría de las personas contraen la
fiebre de Lassa a través del contacto con cualquier cosa contaminada con orina
de rata, heces y con los cuerpos contaminados, sangre o saliva. También puede
transmitirse de persona a persona a través de fluidos corporales, lo que
significa que los trabajadores de la salud y las personas que cuidan a
parientes enfermos sin equipo de protección corren un riesgo especial. El
período de incubación del virus es de hasta tres semanas. Los investigadores
están tratando de determinar si, como el ébola, la fiebre de Lassa puede
permanecer en el cuerpo y transmitirse a través del contacto sexual, incluso
después de que la enfermedad ceda.
Es probable que en algún momento se
encuentre una vacuna para la fiebre Lassa, reduciendo la posibilidad de que un
brote se convierta en una emergencia sanitaria mundial, pero al igual que otras
enfermedades epidémicas que afectan principalmente a los países más pobres, el
progreso se ha estancado. El desarrollo de vacunas es un proceso largo,
complejo y costoso. Esto es así, sobre todo, para las enfermedades epidémicas
emergentes, en las que, por lo general, una vacuna prototipo solo puede
analizarse cuando hay un brote. Una nueva organización llamada CEPI, liderada
por el Dr. Andrés, con el apoyo financiero de Wellcome Trust, los gobiernos
nacionales y la Fundación Bill y Melinda Gates, espera frenar el Lassa
acelerando la investigación en las vacunas. Pero además resaltó que deben haber
otras medidas como resaltar el conocimiento de estas enfermedades y comenzar
nuevas investigaciones. Crear sistemas de salud más fuertes en los países donde
es más probable que surjan epidemias. Esto podría significar construir mejores
instalaciones de salud y capacitar al personal para reconocer y responder a los
brotes. También significa trabajar con las comunidades para comprender cómo
identificar los brotes en una etapa temprana y prevenir su propagación.