CORO DEL 3ERO. "B"

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jueves, 31 de julio de 2008

EL DIARIO DE UN PERRO

CATEGORÍA: AMENIDADES
La siguiente es una historia que particularmente me parece muy conmovedora y triste, pero muy bonita; a parte de ser muy cierta, que encontré por allí en la Internet. Es como el título de lo indica, el diario de un perro. Después de leer esto, ahora quiero a mi pequeña perrita cada día más.
Bueno, esta es la historia:
"EL DIARIO DE UN PERRO"
SEMANA 1:
Hoy cumplí una semana de nacido, !qué alegría haber llegado a este mundo!.
MES 1:
Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar.
MES 2:
Hoy me sepraron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta y con sus ojos me dijo adiós, esperando que mi nueva "familia humana" me cuidara tan bien como ella lo había hecho.
MES 4:
He crecido, todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mí son como "hermanitos". Son muy inquietos, ellos me
 jalan la cola y yo les muerdo jugando.
MES 5:
Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice "pipí" adentro de la casa; pero nunca me habían dicho dónde debo hacerlo. Además duermo en la recámara... !y ya no aguantaba!
MES 12:
Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Qué orgullosos se deben sentir de mí.
MES 13:
Qué mal me sentí hoy. "Mi hermanito" me quitó la pelota. Yo nunca agarro sus juguetes. Así que se la quité, pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes, así que lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron casi sin poderme mover al rayo del Sol. Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa.
MES 15:
Ya nada es igual... vivo en la azotea. Me siento muy solo. Mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuando llueve no tengo qué me cobije.
MES 16:
Hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdonó y me puse tan contento que daba saltos de gusto. Mi rabo parecía un abanico. Encima de eso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro "día de campo". No comprendo por qué cerraron la puerta y se fueron. "!Oigan, esperen! Se... se olvidan de mí. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas. mi angustia crecía al darme cuenta que casi me desvanecía y ellos no se detenían: me habían olvidado.
MES 17:
He tratado en vano de buscar e camino de regreso casa. Me siento y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo es agradezco con mi mrda y desde el fonde con mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y sería leal como ninguno. Pero solo dicen "pobre perrito, se ha de haber perdido".
MES 18:
El otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como mis "hermanitos". Me acerqué, y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras "a ver quien tenía mejor puntería". Una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo con él.
MES 19:
Parace mentira, cuando estaba más bonito se compadecián más de mí. Ya estoy muy flaco, mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y la gente mas bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra.
MES 20:
Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los coches uno me arrolló. Según yo estaba en un lugar seguro llmado "esquina", pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor que hasta se desvió con tal de centrarme. Ojalá me hubiera matado, pero solo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba a la ladera del camino
MES 21:
Tengo 10 días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal, quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve, otras dicen: "No te acerques". Ya casi estoy inconsciente, pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos... la dulzura de su voz me hizo reaccionar: "Pobre perrito, mira como te han dejado", decía. Junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: "Lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejo que deje de sufrir". A la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió. Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole me ayudara a descansar. Solo sentí el piquete de la inyección y me dormí para siempre pensando en por qué tuve que nacer si nadie me quería.
Hecho por: Desconocido

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